En la misa de la mañana hubo colaboración especial del coro de Rueda. Con ellos venía Pipo; músico de toda la vida, muy querio por las gentes de ésta comarca. Es capaz de tocar lo que sea y a sus ochenta y tantos conserva una vitalidad y ganas que muchos quiéramos.

Se cojió la caja para tocarse unas joticas y hubo que sujetarle la correa por que le quedaba enorme.

Juan no se lo podía creer.

Por allí andaba tambien el bueno de Jose Luis, quien estuvo encantado de acompañar a los dulzaineros y así ir cojiendo soltura en esto de las procesiones.

Esta es la parada que se hace en el cementerio durante la procesión de por la tarde. Despues se invitó a todo el mundo a un chocolate riquísimo. Ideal para combatir el frío.

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